miércoles, 30 de junio de 2021

PIERRE


 

PIERRE

La vida no es lo que uno espera cuando nace. Ni tan siquiera lo que uno sueña cuando vive.

Somos esclavos del destino, de nuestras acciones y comportamientos. Nuestros deseos los pagamos caros porque somos marionetas representando una farsa; la de esa existencia que nos han asignado pero que no tiene ningún sentido.

No tenemos la oportunidad de elegir. Nuestro camino está trazado de antemano aunque nos hagan creer que somos dueños de nuestras faenas y quehaceres.

En realidad somos esclavos de las ambiciones de nuestros corazones y de los apetitos de nuestros cuerpos y no tenemos ninguna capacidad para controlar las decisiones que nos llevarán luego, siempre, a la penitencia para pagar una compensación.

Lo que no dijimos, lo que no hicimos, es pasto de nuestra conciencia que nos recuerda que el camino que tomamos fue un error. Pero también lo habría sido hacer lo contrario porque todo fluye de tal forma que no tengamos capacidad para sentirnos propietarios, amos o caciques de lo que nosotros creemos que nos pertenece por derecho propio.

Somos actores, de una comedia a veces, en ocasiones de un drama, con suerte de un final feliz que siempre termina en tragedia e incluso de un misterio sin resolver.

La vida es una mierda pinchada en un palo, como esas que cogíamos cuando éramos pequeños para molestar a algún mayor que pensábamos que nos hacía nuestra historia imposible. Que ignorantes e indoctos. Todavía a esa edad era difícil comprender que lo que realmente es absurdo y quimérico es este lapso que nos ha tocado en la tierra y del que pensamos que nunca nos vamos a cansar.

Hoy cae un hoja más del calendario y ya van 100 años, eso son muchos días, meses, horas, minutos. Hace 4 qué te fuiste. Era el momento de partir pero eso no hace más fácil tu ausencia.

Nunca te llegué a conocer del todo, las personas ocultamos secretos que muchas veces nos llevamos a la tumba. Sin embargo hasta donde tuve la suerte de observar tu corazón, de reconocer tus sufrimientos y conjeturar acerca de lo que fuiste o no, me siento orgullosa de ser parte de ti.

Me dejaste un gran legado, la importancia de reconocer en las personas el derecho a ser como son porque siempre hay un motivo para ello. Nunca juzgaste a nadie ni escuché de tu boca comentarios desafortunados y eso dice mucho de cómo eras.

Me enseñaste el amor por la naturaleza, por cualquier ser que respire por pequeño que sea. Fuiste un luchador incansable y te levantaste mil y una veces. Eso también lo he aprendido de ti. Sé que sufrías en silencio pero nunca te vi hacerlo en mi presencia.

Gracias por tu herencia.

Feliz Cumpleaños..

EL CUENTO QUE SIEMPRE ESTABA LLORANDO

  Erase una vez un cuento chiquitito, tan pequeño tan pequeño que como nadie podía leer lo que había escrito en sus páginas no le prestaban ...