ESOS
LOCOS BAJITOS
Suena el despertador. Hora de
levantarse. Las noticias de hoy informan de que Pablo Casado (PP) prefiere
pactar con los madrileños que andar pactando con otros. Ines Arrimadas (Cs)
habla del bipartidismo como un fracaso para el país y nuestro “presi” (¿PSOE-Podemos
o Dictadura?) se pone en contra de Florentino por la “superliga”.
En la calle los corrillos se
preocupan por las vacunas y los trombos que, supuestamente, dejan y cada vez
suenan historias más disparatadas “mi
cuñado tiene un amigo que dice que tiene un conocido que se puso malísimo el
otro día cuando recibió la Astra Zéneca esa. ¿Pues sabes lo que te digo? Que yo
no me vacuno”
En el trabajo está el
compañero que no se acerca a ti no vaya a ser que le contagies vete a saber, el
mal del político, la obsesión por el fútbol o el bicho ese invisible que nos ha
dejado pasmados, turbados, confundidos, trastornados, enajenados a todos hace
tiempo. Y el otro que te dice “pues yo no
tengo miedo, si esto del virus es un constipado más. No existe”.
Y no sé por qué de pronto se
me viene a la mente la canción esa de Serrat que dice “Niño deja ya de joder con la pelota. Niño que eso no se hace. Que eso
no se toca”
“Esos locos bajitos” así se titula. En ella el cantautor habla de los
límites que tienen que poner los padres a sus hijos ya que ellos no respetan
ninguna pauta social y hacen todo lo que desean, sin cuestionar las
consecuencias de sus actos. Y entonces me he dado cuenta de porque en este país
nos va como nos va.
Ahora mismo estamos navegando a la deriva en un barco sin capitán donde
cada uno barre para su casa, a nivel político y personal, sin importar las
consecuencias sociales y económicas a las que tendremos que enfrentarnos en un
futuro no tan lejano.
Es fácil callarnos y tenernos
contentos, como a los niños. Nos ponen en bandeja temas de conversación que
nos desvían de lo que es verdaderamente importante.
Sirvan ejemplos como la vida
privada de algunos famosos o la promesa de un rescate sin precedentes. Y
mientras se empeñan en manejar nuestras vidas sin oficio ni vocación.
Nos van transmitiendo sus frustraciones
con la leche templada mientras “el presi” se despacha a conciencia en esas
ruedas de prensa interminables hablando del plan de recuperación transformación
y resiliencia que ha presentado ya 7, 8 o 9 veces desde el pasado mes de octubre de 2020.
Y entonces yo también caigo en
ese engaño y cuando voy a la página de la Moncloa para buscar información sobre
este súper mega proyecto “osea”, el mensaje es: “la página no existe”.
Pero
de esto no se habla ni en los corrillos, ni con los compañeros de trabajo ni
siquiera en las noticias, algunas manipuladas a conciencia por quienes dicen
querer lo mejor para nosotros. Oiga que para eso somos los hijos sin respeto al
horario ni a las costumbres y a los que, por nuestro bien, hay que domesticar.
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