domingo, 18 de octubre de 2020

RECUPERAR EL TIEMPO PERDIDO


 

RECUPERAR EL TIEMPO PERDIDO

Cuando termina el fin de semana y llega un nuevo lunes con su rutina semanal, es cuando verdaderamente me doy cuenta de la vida tan surrealista que llevamos.

Es cuando me toca dar la vuelta y regresar a casa porque he olvidado la mascarilla, ese incómodo utensilio que se ha colado en nuestras vidas para complicarlas todavía más de lo que ya eran.

Es cuando miro a mi alrededor y me doy cuenta de que me he colado en una película de ciencia ficción, pero de las que no me gustan y entonces quiero dejar de verla. Pero la tele no se apaga y no puedo desconectar.

¡Coño! Si soy amante de los spoiler, si me hago spoiler de los libros, de las series, en el cine y me lo haría de mi propia vida si pudiera, para ver cómo termina.

Quiero tener la capacidad de decidir, quiero ser dueña de mi destino, quiero poder elegir y no que cuando crees que te conoces todas las respuestas viene el universo y te cambia todas las preguntas.

En mis apuntes de educación infantil leo los objetivos de la escuela para los más pequeños. ¿Sabes cuáles son?

Posibilitar el encuentro con otros y las relaciones sociales, además de conseguir hábitos de autonomía, orden y convivencia. ¡Que aprendan a compartir!. Me da la risa, esa risa irónica que sale cuando sabes que estás viviendo una situación que roza lo absurdo.

¿Cómo van a conseguir todo esto si tienen que estar a metro y medio de distancia unos de otros? ¿Si no se pueden intercambiar el material escolar?. ¿Qué ha sido del cesto de los tesoros?,¿del juego heurístico?, ¿de la asamblea?, ¿del juego por rincones?

Empatía, dice el texto también,  imposible ponerse en la piel del otro cuando ni tan siquiera te permiten ser espontáneo y dar un abrazo porque hay unas manos pendientes de separarte y una voz que te grita- ¡quieto, o quieta, para!, no puedes acércate a tu compañero o compañera te puede contagiar el virus-.

-¿Qué es eso del virus? ¿Un bicho peludo que se te mete por la nariz o por la boca?, yo no veo que Juanito tenga eso, solo tiene la pintura verde que a mí me gusta tanto-.

Esta es la reflexión infantil de cualquier pequeño de 4 años que no entiende porque ha tenido que estar tres meses sin salir de casa. Y  que ahora que vuelve a ese sitio tan guay, que está lleno de juguetes y de seres como él que tienen su misma altura y hablan su mismo idioma, no se puede acercar a ellos, no los puede tocar.

Esta etapa educativa tiene gran importancia y relevancia en el desarrollo del menor y desconocemos las consecuencias que estas medidas pueden acarrear en su progreso.

A menudo me pregunto si en el futuro no serán adultos fríos carentes de sentimientos, de empatía y con el mismo virus rondando por sus vidas. Porque este bicho, ahora que ha encontrado un filón entre los tontos humanos, no se va a ir tan fácilmente.

Esa bola peluda, espantosamente fea, que cuando se cuela en tu organismo hace estragos,  te puede incluso arrebatar la vida, las esperanzas y el futuro, no es para tomarla a broma, es cierto. Pero la mala gestión  de esta crisis sanitaria, sólo está sirviendo a los gobiernos para comerciar  con las emociones de las personas. Para manipular, con el miedo, a la población, chantajear y generar un retroceso en nuestro avance.

Estamos tan asustados que no vemos más allá. El futuro se nos presenta incierto y el desasosiego nos impide pensar con esa coherencia que nos da la experiencia cuando sabemos y conocemos de lo que estamos hablando.

De entre las muchas frases que tiene el genial novelista Pablo Coelho esta encaja a la perfección con el contexto actual “Cuando menos lo esperamos las vida nos coloca delante de un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio”. 

Es evidente que afrontar este presente incierto no es fácil para nadie. Pero no podemos permitir que nos saboteen, que se aprovechen de nuestros miedos para dejarnos un país seco y estéril que luego heredarán estos niños faltos de las habilidades que deberían haber adquirido en esta infancia insubstancial que les ha tocado vivir.

Somos los dueños de su futuro, no permitamos que se queden sin lo que con tanto esfuerzo hemos luchado por construir.


 

miércoles, 7 de octubre de 2020

LA COPA


  LA COPA 

La  vio  en  el  suelo,  destrozada,  partida,  fracturada.  Recogió  los  pedazos  con delicadeza,  buscando  que  estuvieran  todos.   

La  reconstruyó  con  paciencia,  entereza,  con  dignidad  y  cordura.  Cuando  estuvo perfecta  y  volvió  a  lucir  hermosa,  la  depositó  otra  vez en  el  estante.  

  

Convencido  de  que  podía  volver  a  soportar  el  peso  de  aquel  brebaje,  y  que  ya no  era  vulnerable,  la  llenó  de  nuevo.   Disfrutó  viendo  los  tonos  y  matices  que  copa  y  vino  engendraban  juntos. 

Ella  con la  elegancia  innata  de  quién  se  sabe  un  cuerpo  esbelto;  él    poderoso,  intenso, tenaz,  firme,  agradable.   

La  copa  rota  volvió  así  a  estar  completa 

EL CUENTO QUE SIEMPRE ESTABA LLORANDO

  Erase una vez un cuento chiquitito, tan pequeño tan pequeño que como nadie podía leer lo que había escrito en sus páginas no le prestaban ...