miércoles, 30 de septiembre de 2020

PAZ, SILENCIO, SOLEDAD





PAZ, SILENCIO, SOLEDAD

La naturaleza es al mismo tiempo un escritor con talento y un pintor excelente. Es como un libro abierto, nos cuenta siempre una historia, nos la dibuja. Nunca se apresura ni se acelera, se toma su tiempo para cambiar y se adapta en sigilo.

En otoño con sus tonalidades marrones, rojizas y anaranjadas, nos está avisando que el año termina. Que es tiempo de cosecha, de mies, de colecta, que comienza el sosiego, el silencio del invierno. Es en este periodo donde la vida adormece y la tierra se cubre de platas, de grises y de ese manto blanco con el que dibuja la silueta de sus montañas. Nos anuncia que el ciclo vital de los seres vivos se ralentiza, se adormece, se preparan para el estallido de la primavera.

Es entonces cuando la naturaleza  colorea los campos de verde y rojo, de amarillo, de morado, es cuando escribe una nueva historia con esa explosión que llamamos vida, vida por todas partes.

En verano  ilumina los amaneceres con su bola de oro brillando en el cielo azul. La tierra verde  y húmeda huele a rocío y cuando la luna surge, con fuerza, en la noches estrelladas se respira paz.  

Paz , silencio, Soledad, así es la esencia de la tierra. Un regalo para compartir en compañía. Siempre.

 “La naturaleza no es un lugar para visitar. Es el hogar”. (Gary Sherman Snyder, premio pulitzer de poesía)

domingo, 27 de septiembre de 2020

CARAS ANÓNIMAS Y ABRAZOS XXL


 

Caras anónimas Y  abrazos XXL

Abres los ojos para comenzar un nuevo día después de haberte quedado un rato remoloneando en la cama a pesar de que el despertador te ha advertido que, como no te levantes ya, vas a llegar tarde.

Lo primero que se te viene a la cabeza en estos tiempos de coronavirus es como te gustaría poder dar un abrazo XXL a ese alguien a quien tienes muchas ganas de ver y que te hace sentir como si fueras en pijama ¡a gusto!

Pero no puedes, porque hace tiempo que no os veis, y las normas, ahora, imponen una distancia social que antes no había. ¿Para qué? Para evitar contagios.

Y entonces empiezas a repasar ese montón de situaciones que antes veías normales y que ahora son impensables

Te acuerdas de cuando a tus alumnos les pasabas unas simples fotocopias,  para que ampliaran materia, ahora no puedes.

De cuando los mandabas salir a la pizarra y les cedías tu tiza o tu rotulador, ahora no puedes.

Y sobre todo de cuando los mirabas a la cara y reconocías sus expresiones. 

Tantos años de enseñanza te otorgan la capacidad de adivinar lo que están pensando en plan:

 “Que dice hoy esta tía que no la entiendo ni papa” o “que acabe ya porrrr favorrr que necesito salir  para ver quién me ha enviado un wassup”, o “vaya rollazo el tema de hoy”.

Este año, sin embargo, nuestros alumnos, nuestra gente, nuestros amigos no tienen esas expresiones porque las esconden debajo de una mascarilla.

Y lo que es peor, esas caras nuevas que nos esperan en alguna parte de nuestra vida, no estarán completas a partir de ahora.

Dicen que sólo se necesitan 21 días para establecer un nuevo hábito o romper con uno que no te gusta nada nadita. Han pasado más de 21 y no nos hemos acostumbrado a llevar la cara medio cubierta.  Si mañana nos dijeran fuera antifaz, en este caso tapa bocas ¡que narices! En menos de 24 horas estaríamos felices de poder sonreírnos.

Respira no te sientas un bicho raro, no es normal lo que está pasando eso lo sabemos todos, así que echa la vista atrás y haz recuento de cuantos abrazos, S, M, L y  XXL debes para llenarte de buen rollo. Ahora hay que ser flexible, escuchar a tu interior y pensar que esto pasará. 

Mientras tanto regálate tres abrazos a ti mismo, de la talla que quieras. Rie 5 minutos diarios, pero ríe con ganas, de esas veces que te duele tanto la barriga que  estás deseando que termine ese momento para recuperar fuerzas y seguir carcajeando.

Dibuja a tu persona favorita o imagina esos viajes que quieres hacer y no te detengas hasta colorear el mundo entero. Escucha tu canción en bucle y cántala a pleno pulmón hasta que empiecen a caer las primeras gotas de lluvia y el chaparrón borre todos tus malos rollos.  

Algún día las caras que ahora no tienen rostro te sonreirán, devolverás todos los achuchones que tienes en tu lista de espera y volverás a disfrutar de esas pequeñas cosas que te hacen vibrar.

"Comienza donde estas, usa lo que tienes, haz lo que puedes" Arthur Ashe

miércoles, 23 de septiembre de 2020

SILENCIO

 SILENCIO 

El  juez  pregunta  al  menor-  ¿Por  qué  no  te  gusta  estudiar? 

El  menor  calla.  Silencio.

-Estudiar  no  nos gusta  a  nadie  pero  algo  tienes que  hacer-  añade. 

El  joven  continúa  callado.  Es un  chico  bien  parecido, se le ve triste  y confundido.  

-Nadie  me  entiende.  Piensa.  Para  que  hablar,  ya  me  han juzgado  antes de  conocer  los hechos. 

La  abogada que lo defiende tiene  prisa  y  deseosa  de  quitarse  el  caso  de  en  medio  susurra  al fiscal   –se  confiesa  culpable. 

La  víctima  es una  profesora  a  quién,  supuestamente,  el  chico  intentó  agredir, después de no haberle permitido la entrada por llegar tarde a clase.

 Termina  el  juicio.  La  sentencia es el ingreso del joven en un centro, seis meses de  trabajos para  la  comunidad  y una  indemnización  de  300  euros  a  la  perjudicada. Se  van.  

Ninguno  se  despide,  pero  percibo  una  súplica  en  los  ojos del  menor.  Me  ha  dejado  un  regusto  amargo.  Tengo  la  sensación  de  que hay algo  más.   

No  me  da  tiempo  a  seguir  reflexionando  porque  dos personas  entran  en escena.   

-Acabamos  de  poner  una  denuncia. Por  fin  ha  tenido  valor-  dice la mujer señalando  a  la adolescente que  va  con  ella.  –  El  chico  que  acaba  de  salir  es mi  sobrino  -  explica.  ¿ sabes a donde lo llevan?. Pobrecillo el  día  que  la  profesora  lo  denunció  había  sido  testigo  de  cómo  su  padrastro intentaba violar  a  su  hermana  tras asestarle  una  brutal  paliza  a  su  madre.  Él quiso  evitarlo -  añade  con  tristeza. 

Las prisas son  malas consejeras,  y  los juicios  de  valor  antes de  conocer  todas las versiones,  también.

La  paciencia  es  un  don  valioso  que  nos puede  servir para  escribir  un  nuevo  final.  El  silencio  en  cambio,  cuando  es callado,  rompe vidas. 




domingo, 20 de septiembre de 2020

MOC

Con el relato de hoy quiero rendir homenaje a LUNA GATUNA  de Salamanca, mucho más que un centro de adopciones. Sus voluntarios organizan talleres y campañas de sensibilización y tenencia responsable de gatos y otras mascotas.

La historia de MOC, es pura invención. Sí es cierto que MOC existió aunque no pudo sobrevivir a pesar de los esfuerzos de los veterinarios y su cuidadora. Los gatos de la foto si tuvieron la oportunidad de salir adelante.

Gracias LUNA GATUNA por seguir haciendo todo lo posible por dar una vida mejor a los animales abandonados.

MOC

Apareció en la mitad del camino, el que recorría su alimentadora todos los días. Su mamá lo había dejado allí con la esperanza de que las manos humanas pudieran hacer algo más, algo que se quedaba fuera de su inteligencia y de sus medios.

-Mamá cuando sea grande quiero ser fuerte como papá  y conocer a una hembra tan guapa como tú- Le había dicho el pequeño antes de cerrar los ojos.

Y tenía esperanzas, claro que tenía ilusiones, porque lo veía cada día en otros. Sabía que entre los humanos había médicos de animales con un gran corazón que luchaban por sacar a los de su especie de los peores sitios donde otros humanos insensibles y crueles los acaban dejando para morir de hambre, de frío o de alguna enfermedad.

Por eso cuando vio a la humana acercarse, no lo pensó, y depositó a su pequeño en el suelo por si tenía una oportunidad.

Vio cómo se acercaba con rapidez a recogerlo, con que delicadeza, con que dulzura lo hizo, sonrió, le había echado un pulso a la diosa Bastet porque no se lo iba a llevar tan pronto, esta vez no. Ya se había llevado a su macho.

Aun así esperó varios días, y como no sintió ese dolor en el núcleo central que sienten los animales cuando uno de su sangre se va para siempre, supo que todo había ido bien. La diosa protectora de los humanos, del hogar y de la magia había decidido dar un oportunidad a su cachorro.

Mientras, en el mundo humano, la clínica veterinaria donde estaba Moc, así lo había puesto su cuidadora, luchaba día y noche para que  poco a poco saliera adelante. Era una diminuta bolita negra y blanca que prometía convertirse en todo un felino distinguido, elegante, refinado, de esos que tienen clase y con su pose imponen.

Un mes después Moc ya se tenía sobre sus patas traseras y tomaba el biberón con verdadero ansia.

-Este grandullón no para de comer- decía el veterinario a la pareja que lo iba a adoptar. Pronto os lo llevaréis a casa.

Y así fue, dos meses más tarde, tal y como había avanzado el veterinario, Moc partió rumbo a una nueva vida. Sus nuevos amos eran un hombre y una mujer de mediana edad.

Moc no entendía mucho lo que decían porque el lenguaje humano todavía no lo dominaba bien, pero si comprendía los gestos, los que le dirigían a él para mostrar su cariño y los que tenían entre ellos.

Le gustaban aquellos dos, porque lo trataban con mucho afecto y con infinita paciencia aguantando las travesuras propias de un gato joven.

-Ojalá un día yo encuentre una gata igual con la que poder compartir todo- pensaba Moc cada vez que veía a sus amos besarse, aunque a él no le gustaba que le tocaran el hocico, él era más de ronronear y entornar los ojos y eso es lo que deseaba hacer desde hace un tiempo con la gata tricolor que veía cada mañana apostada en la ventana de enfrente.

Se imaginó corriendo por el campo con ella en busca de algún ratoncillo. Quería  correr con ella en días de lluvia, durante las noches de verano, al amanecer. Quería poder compartirlo todo.

Ofelia miraba por la ventana, a ese presumido felino que en ese momento se relamía los bigotes, y ronroneó de placer imaginándose libre, corriendo con él por el campo, en días de lluvia, durante las noches de verano, al amanecer.

La dueña de Ofelia era una señora mayor que se había quedado viuda hacía tiempo, sus nietos le habían regalado un gato para que le hiciera compañía.

La señora en cuestión estaba muy pendiente de su mascota y nunca le faltaba pienso ni agua. Ofelia se lo agradecía siempre con sus ronroneos y pasaba mucho tiempo apoyada en su regazo, pero donde realmente deseaba estar era viviendo sus aventuras imaginarias con ese pícaro que no dejaba de mirarla a través de aquella ventana.

Y como el destino es imprevisible, a veces, se escucharon unos golpes en la puerta que interrumpieron sus reflexiones y el sueñecito de su dueña que tuvo que levantarse para ir a abrir.

Qué sorpresa se llevó cuando vio que los recién llegados eran los dueños del gato de sus sueños. Lo poco que entendió del lenguaje humano, los idiomas no se le daban bien, hizo que le temblaran los bigotes y comenzó a acicalarse con esmero.

-Buenos días Doña Obdulia verá- dijo el hombre rascándose la cabeza con nerviosismo- queríamos pedirle un favor. Nos vamos a ausentar unos días y nos gustaría saber si podría cuidar de nuestro gato, lo hemos adoptado recientemente y no nos gustaría dejarlo sólo.

-Claro muchachos- respondió la mujer deseosa de ocupar su tiempo libre.-Traiganmelo cuanto antes para que así mi Ofelia se acostumbre a él, que es muy suya.

Diez minutos después el felino orgulloso cruzaba el umbral, con ese porte  marcial  que lo caracterizaba y con unos ojos enigmáticos cuyo significado sólo tuvo sentido para la gata tricolor que lo miraba desde el alféizar de la ventana con la cabeza apoyada sobre las patas delanteras.

-Hola- maulló, el gato -me llamo Moc.

-Hola- maulló la gata- me llamo Ofelia.


miércoles, 16 de septiembre de 2020

¡ALERTA! LATÍN Y GRIEGO EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

 

Hoy pensaba colgar un relato breve, porque el blog, es de relatos breves, y llevo varias publicaciones dedicadas a opinar o reflexionar sobre diferentes temas, pero no he podido evitar recuperar este artículo que escribí hace años y que ahora actualizo,  al leer esta semana la publicación de Arturo Pérez Reverte “Más latín y menos imbéciles” 

Con la que está cayendo en plena pandemia y sin las garantías de un curso escolar al uso, además del anteproyecto de la nueva ley de educación, como se suele decir "pintan bastos"

 ¡Alerta! latín y griego en peligro de extinción

Pocos recordarán quienes ahora se encuentran en plena adolescencia de dónde proceden palabras como, elefante, diciembre, nube o tempestad  de raíz latina y otras como, hematoma, filántropo o arqueólogo de raíz griega.

Un ejemplo: a las puertas de un instituto pregunté a los estudiantes si conocían el origen de algunas de ellas. Me miraron con extrañeza y luego sonrieron con aire de superioridad pasando de largo, como si la pegunta que había hecho estuviera fuera de lugar.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la palabra griega Amnesia como una pérdida o debilidad notable de la memoria. Y el término latino Extinción como acción o efecto de extinguir. Dos vocablos que muestran perfectamente la situación actual por la que atraviesan las lenguas clásicas, el latín y el griego.

El catedrático emérito, recientemente fallecido, Francisco Rodríguez Adrados, miembro de la Real Academia de la Lengua y licenciado en filología clásica, ya anunció hace años en uno de sus numerosos artículos, las  consecuencias que está sufriendo la educación en nuestro país tras las últimas reformas.

Modificaciones que ponen en riesgo de exclusión las lenguas clásicas alertando incluso de la desaparición de  todo lo relacionado con quienes inventaron, según el académico, “el individuo humano, la libertad, la ciencia, el teatro, la democracia y la enseñanza”; los griegos.

En su artículo, Rodríguez Adrados atribuía este ataque contra las lenguas clásicas a la política del gobierno de España que, unas veces de derechas y otras de izquierdas, siempre ha concedido más importancia a las ciencias que a las letras; a pesar de que, al final, siempre se recurra  a lo tradicional para explicar la realidad. Edipo, Antígona, Orfeo o Medea, son mitos que a lo largo de las historia han servido para justificar muchas cosas. 

Francisco Rodríguez Adrados no ha sido el único en alertar sobre la amnesia que sufre nuestro país en todo lo referente a la lengua y cultura clásicas. El periodista Alfonso Ussía publicaba en el diario ABC, en febrero de 2003, un artículo titulado “Latín” donde relataba una serie de anécdotas que reflejaban la importancia de este idioma como lengua madre. También argumentaba que su, casi, extinción de las enseñanzas regladas ha dejado “esa vulgaridad parlante de nuestra juventud”. No le faltaba razón.

El presidente de la sociedad española de estudios clásicos, Jesús de la Villa Polo, enviaba el pasado 17 de junio de 2020 una carta a la Ministra de Educación y Formación profesional, al Secretario de Estado y a los Diputados, sobre el latín y el griego en la nueva ley de educación (LOMLOE) en la que pedía “La recuperación de la Cultura Clásica en la etapa de la Educación Secundaria como materia obligatoria” advirtiendo de “la pérdida irreparable que supondrá para los ciudadanos que se quedarán huérfanos, sin el Latín, base de nuestra lengua y de la mayoría de las lenguas de la Península Ibérica y sin el Griego, origen de la inmensa mayoría del vocabulario científico y técnico universales".

El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos comienza diciendo: “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión”. Por eso cuanto más rico sea el lenguaje en el que lo hace más posibilidades tiene de conseguir que lo entiendan.

La palabra siempre ha sido el mejor arma para defenderse. El arte de la diplomacia, expresión derivada del griego; Ciencia o conocimiento de los intereses y relaciones de unas naciones con otras”, ya la aplicaban los clásicos.

Hay que recordar, también, algunos ejemplos que han llevado al hombre hasta la genialidad más absoluta demostrando que el español es uno de los idiomas más ricos por disponer de una gran variedad de palabras que ha ido tomando de otras lenguas. El famoso libro de Cervantes, el Quijote, está repleto de vocablos que sólo llegan a citarse una vez y que proceden del latín, el griego, el árabe o el vasco.

Sin embargo, para los políticos, dejarnos sin cultura clásica es el camino más sencillo para la ignorancia porque una sociedad ignorante es mucho más fácil de gobernar. Un claro ejemplo es lo que está sucediendo actualmente en nuestro país. Si esto es ahora y nosotros aún recordamos a los clásicos, ¿qué será de España dentro de otros 20 años?

 


 


domingo, 13 de septiembre de 2020

EL LIBRO

 




EL LIBRO

Qué más da la fecha, siempre hay un día en el calendario que cambiará la vida de los que aún están por llegar.

He leído, no se sí será cierto, que las almas tienen el poder de elegir donde nacer, y que incluso una vez que has tomado la decisión, mientras no llegues al final del trayecto, te puedes cambiar sino te gusta lo que escuchas dentro de esa casa de alquiler en la que te dejan estar durante 9 meses.

Nunca te has preguntado, ¿qué hubiera ocurrido si te hubieras cambiado?

Un momento en el destino, y…  ¡zas! todo es diferente. Si pudiéramos elegir, ¿qué habría ocurrido?

Si la providencia no te hubiera traído a este mundo quienes te rodean serían otros y los que ahora están no te habrían conocido.

Tus hijos, si los tienes, tu pareja, tus amigos, los que son o han sido tus padres, ninguno de los nombres que conoces hasta ahora tendría sentido para ti ni tú para ellos. Sus vidas serían diferentes porque no habrías interferido en ellas.

La vida es un libro, cada uno de los personajes podría haber formado parte de una historia distinta, pero forman parte de la tuya gracias a ti.

La vida empieza para morirse, pero hasta entonces hay que hacer muchas cosas, hay que conocer a muchos héroes, comediantes, embaucadores, hay que escribir un libro, tú libro.  

Luego está el argumento, debe ser interesante para que quienes lo lean piensen que al final te mereces  tu premio Nobel de literatura, o el Cervantes, o vete a saber, porque unos se lo llevan todo, y otros nada si su libro es aburrido.

Lo mejor el  título, por el se engancha al lector. Pero en una ocasión me enseñaron que el nombre es lo que se pone al final. Un buen libro primero se escribe se le da vida, y solo es en el desenlace cuando podemos llamar a esa historia de una forma adecuada. 

Lo más bonito de todo es cuando el lector te dice, estoy triste porque he acabado tu libro y voy a echar de menos a todos esos personajes que llevan conmigo varios días.

Hay lectores, como a mí, a los que nos gustan los finales felices, un final trágico te acaba dejando un regusto amargo, sufres por los protagonistas y terminas por perder la afición a leer. Aunque también es cierto, que hay algunos que se alimentan de tragedias ajenas. No es mi caso.

Si yo fuera el destino, me dedicaría a dar pequeños giros a los intérpretes de cada vida para conseguir que tengan su final feliz.

Cuando leemos no nos enamoramos de la apariencia de los personajes sino de sus palabras, sus pensamientos, su corazón. Nos enamoramos de su alma.

Porque, siempre, después de leer un libro, uno nunca vuelve a ser el mismo.

 

miércoles, 9 de septiembre de 2020

EL CONTADOR DE HISTORIAS

 




EL CONTADOR DE HISTORIAS

Cuando era niña y aprendía el oficio de ser contadora de historias, mi maestro siempre me decía esta frase: ‘No olvides nunca que este es un trabajo que consiste en detallar unos hechos con rigor, honestidad, profesionalidad y criterio. Si no lo haces, algún día lamentarás haber provocado la desgracia de aquellos de quiénes hablas’.

Hoy en día sigue habiendo contadores de historias. Los hay con alma blanca pero también negra. Estos últimos son los sicarios de la profesión, los que se venden por un puñado de euros a cambio de cultivar su ego maltrecho.

Como decía Luis del Olmo, “Ser un empleado de un medio para contar la verdad del dueño en lugar de la tuya, es algo terrible.” 

Pero ellos y ellas se sienten poderosos porque han sido capaces de colocar su historia en portada. Una noticia construida a partir de una realidad robada, la mayoría de las veces con intereses ocultos, y que hacen verdadera para aquellos que tienen sed de vivir las vidas ajenas. 

Aquí, en este país, hay muchos.

Atrás quedó la honestidad, el trabajo de investigación para discernir lo real, del rumor. Los informadores de alma negra son rateros que sólo tienen un objetivo conseguir chismes y venderlos a costa del dolor ajeno.

Ya no importa si los personajes de la noticia son seres que sienten, que sufren, que poseen una vida que puede cambiar para siempre.  

Es cierto que sus historias mañana cubrirán los cubos de basura en la calles, pero hasta entonces la agonía es una pesada losa que deja cicatrices imborrables a sus protagonistas.

Existen tantas noches como días, y cada uno dura lo mismo que el día que viene después. Para apreciar la luz hay que conocer la oscuridad y la palabra felicidad perdería su sentido si no la equilibrara la tristeza. 

Lo mismo sucede con este oficio; para saber quién es honesto, hay que conocer la falsedad, y el verdadero contador de historias siempre es honesto.

Ryszard Kapuscinski, periodista polaco decía: “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.”

Porque en algo tan pequeño como una lágrima, cabe algo tan grande como un sentimiento.

Hay que aprender, por tanto, a distinguir la verdad entre tantas mentiras y a no dejarnos llevar por lo primero que cae en nuestras manos cuando algo es noticia. 

domingo, 6 de septiembre de 2020

UN POQUITO DE NORMALIDAD

             


UN POQUITO DE NORMALIDAD

Alan comprobó el test de embarazo. Positivo. Sabía las consecuencias cuando tomó aquella decisión, en ese momento olvidó todo por lo que había luchado. Merecía la pena.

Ahora sabía que tocaba poner a dieta el ego y aprender a vivir lento, como decía la canción, para enfrentar todo lo que se le venía encima en los próximos meses.

No había vuelta atrás, los medios de comunicación publicarían la noticia, la gente era muy morbosa. Su vida, tal y como la conocía hasta el momento, iba a cambiar para siempre. Tendría que volver a dar explicaciones, las que no le habían vuelto a pedir en los últimos 10 años. Entonces tomó su decisión más importante, sólo tenía 21 años, estaba en la facultad. 

No se había arrepentido nunca, ahora tampoco. Miró el reloj, todavía tenía tiempo de hacer una cosa más antes de que su anonimato se fuera al garete para siempre.

Sacó el móvil y escribió en el pie de la foto que anunciaba su nuevo estado: ‘‘Antes pensábamos que nuestro futuro estaba en las estrellas. Ahora sabemos que está en nuestros genes. (James Watson). 

Dio a enviar para que se publicara en todas sus redes sociales. 

Esperó, un poco y comprobó las noticias. En los titulares pudo leer:

PRIMER EMBARAZO DE UN HOMBRE

 El reputado Dr A.N. confirma, a través de sus redes sociales, que será padre el próximo otoño. 

El médico, que contrajo matrimonio el año pasado con una compañera de profesión, es un reconocido genetista que lleva experimentando con óvulos desde hace tiempo. 

Sus estudios han permitido que dos óvulos puedan ser fecundados sin la ayuda de un espermatozoide.

Alan, que hace diez años decidió convertirse en hombre, no ha dejado de luchar por conseguir que el colectivo Transgénero se integre en la sociedad con total normalidad a pesar de que muchos todavía siguen poniendo reparos.

‘La genética no tiene nada que ver con la avaricia, los negocios, o el prejuicio racial. Todos los sistemas operantes en cualquier sociedad son parte de tu educación: los libros que lees, los modelos de conducta que sigues y la gente que admiras (... ). Los genes no controlan valores’. 

(Jacques Fresco 1916/2017, inventor y escritor estadounidense).  



miércoles, 2 de septiembre de 2020

SOFIA

 SOFÍA 

No  se  bajó  en  su  estación,  no  pudo,  la  puerta  no  se  abrió.  Quiso  el  destino  que sí  lo  hiciera  en  la  siguiente  parada.  La  muerte  la  estaba  esperando.   

Sofía  era  sabiduría,  alegría.  Su  cara  regordeta,  repleta  de  graciosas  pecas,  le daba  un  aire  pícaro  que  confundía  a  todos. 

Era  fiscal  de  menores.  Ponía  orden y  sensatez  en  la  vida  de  los  más  jóvenes  para  evitar  que  el  futuro los convirtiera en desechos, en marginados sin oportunidades.

Él  se  fijó  en  ella  –imperfecta, como siempre - pensó. 

Lograría  su  objetivo. Había esperado mucho y ahora era su turno para la venganza.

-Buenos días-  dijo con su tono más amable -¿Se  despistó  de  estación?

 -La  puerta  falló-  respondió  ella  mientras  miraba al  hombre  más apuesto  y  galante  que  había  visto  en  su  vida...


EL CUENTO QUE SIEMPRE ESTABA LLORANDO

  Erase una vez un cuento chiquitito, tan pequeño tan pequeño que como nadie podía leer lo que había escrito en sus páginas no le prestaban ...