Cae una nueva hoja del calendario, septiembre llega con su olor a otoño.
Te gustaba esta estación porque anunciaba el invierno con esas nieves que adorabas pintando las montañas de tu lago y mi infancia.
Te gustaba la primavera porque era un estallido de alegría, como me decías siempre, y el verano también era tu estación favorita. Sencillamente saboreabas la vida.
Sé que no vas a leer esto, pero quiero decírtelo.
Adiviné que en tu viaje final elegiste hacerlo solo, por voluntad propia, antes de lo previsto porque sabías que no había retorno.
Te fuiste dejando un vacío muy grande, por lo que sufriste en la última semana y porque, aunque asumimos que todos al final cogemos el mismo tren, no evita que la partida sea dolorosa.
Bien sabemos tú y yo que no estás donde todo el mundo cree. Pese a todo te siento más cerca que nunca.
Supongo que será la edad y aunque hasta el momento la vida me ha enseñado algunas cosas muy interesantes sigo llena de dudas. Como me gustaría poder compartirlas contigo. Eras el único que siempre me aconsejaba lo correcto.
Ha pasado el tiempo y sigo descubriendo cosas increíbles a cerca de tu persona.
Que importante es ir caminando por la vida sin presumir, al final lo que vale es estar satisfecho consigo mismo. Ese eras tú.
Ponerse en la piel del otro nunca es fácil, a ti se te daba muy bien. Me educaste para no seguir el camino más fácil, la crítica.
-En la mayoría de los casos hay una razón para todo lo que sucede, busca la verdad. Me insistías.
Hablemos ahora del destino, creo que esa es la otra pieza clave en el proceso de la vida. Nosotros tenemos el poder de inclinar la balanza.
A lo largo de nuestro trayecto se nos ofrecen una serie de oportunidades para que escojamos y en función de nuestras elecciones abrimos uno u otro camino.
Sin embargo no dejo de creer que el secreto de acertar muchas veces está en el “todo pasa por algo”, y sé que me dirías si pudieras comunicarte con palabras:
- ¡Chiquilla mía! ya me estás liando, otra vez. No empecemos a filosofar,….
¡Que buenos ratos hemos pasado!.
Me gustaría que la canción “Cumplir un año menos, tras septiembre vendrá agosto, y mañana será un poco más ayer...”, fuera real. Pero entonces no habría aprendizaje, no seríamos un poco más, ni apreciaríamos el valor de lo vivido.
Tú cumpliste tu función, y aunque desear es sinónimo de realizar y yo desearía que estuvieras aquí, en carne y hueso, me tengo que conformar con hablar contigo de esta forma que, por cierto, siempre se te dio mejor que a mí.