LA
ROCA
Te soñé a mi lado y no fue
imaginación, eras real. Tu olor flotaba en el aire. Esa esencia característica,
inconfundible, en mis noches de pesadillas infantiles cuando acudías a mi lado
y me envolvías con tu abrazo. En silencio me decías –estoy contigo pequeña, no
pasa nada. Vuelve a dormir-
Seguridad. Esa es la palabra
exacta. Lo que mejor define como me sentía. Tú eras estable, sólido como una
roca, constante, recio. Y también cálido, confortable, como el sofá de casa
donde sueñas sentarte tras una jornada agotadora.
Siempre fue así, incluso
cuando me hice mayor. Eras esa pared firme, maciza aunque estuviéramos
separados por cientos de kilómetros. Tuvimos tantos momentos felices que en
Saturno, en Marte, Plutón o en la Luna allí donde estés siempre serás mi
refugio. Me haces falta.
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